Vocación


La vocación NO es algo que tú te inventas.

Es algo que encuentras, no es el plan que tú tienes para tu vida, sino el proyecto de amistad que Jesús te propone y te invita a realizar.

No es una decisión que tú tomas, sino una llamada a la que respondes.

La vocación es llamada al servicio de los más necesitados, a trabajar en la viña, en el mundo. ¡Acude al encuentro, sé valiente, vale la pena!

• No es el camino de los conformistas y de los satisfechos con la situación de este mundo; sino de los valientes y decididos que aspiran a que su paso por él lo haga un poco mejor.

• No es el camino de los que regatean y miden sus obligaciones para con Dios y el prójimo; sino de los que siguen voluntariamente a Jesucristo.

• No es el camino de los egoístas, que sólo miran hacía sí mismos; sino de los generosos que piensan en los pobres de la tierra.

• No es el camino de los que quieren hacer un favor a Dios; sino de los que corresponden agradecidos a la propuesta que Dios les hace.

• No es el camino de los desilusionados, aburridos, tristes; sino de quienes sienten el fuego del Evangelio.

• No es el camino de los que confían en sus fuerzas; sino de los que se abandonan y apoyan constantemente en Dios.


Tú eres la protagonista

Mira, te propongo algo, y es algo muy sencillo, búscate un momento en el que sólo estés tú, un tiempo en el que seas tú el protagonista. Búscate, encuéntrate, valora... y fíjate, te lo pongo más fácil, hazlo en un momento en el que te sientas tranquila, en el que desees otra cosa que no sea ruido y ajetreo. Sal en la noche, mira al cielo y cuenta las estrellas... es algo que ya hizo Abraham (Gn 15, 5). Levantar la vista al cielo, es algo más que un simple gesto, es querer hacerlo, es anhelar algo que estás buscando, es contraposición entre quién tiene un corazón capaz de mirar en alto y quién por el contrario permanece con el corazón duro. Cuando me levanto del sillón para buscar un vaso de agua, no es simplemente porque me gusta, sino porque lo necesito. Pues de igual modo, cuando realmente necesitamos darle otro sentido a nuestra vida... buscamos el modo. Coge el timón de tu vida y escoge rumbo: norte o sur, este u oeste... pero déjate llevar por las olas, ellas te llevarán a tierra.


HOY es TU MOMENTO para responderle: ¡AQUÍ ESTOY SEÑOR, CONTIGO!


Jesús te necesita joven para llevar su amor, su misericordia, su bondad a todo el mundo, Jesús te necesita para construir un mundo mejor y para mostrar el amor de su corazón. Muchas jóvenes, como tú, siguen haciendo hoy esta experiencia... Desde 1961 en Republica Dominicana, Muchas Mujeres están experimentando el llamado de Dios, el amor de Dios. Y Hoy Te invitamos a Formar parte de Nuestro Instituto de MISIONERAS PARROQUIALES DE MARIA AUXILIADORA. ¿Cuándo dejarás que Dios te hable?


Pasos de Formación

Jóvenes que sienten la llamada a seguir a Jesucristo como MISIONERAS PARROQUIALES DE MARIA AUXILIADORA inician, en su propio ambiente y familia, un proceso de discernimiento y acompañamiento por parte de una misionera responsable del seguimiento.

Una vez realizado su primer discernimiento vocacional, inicia en una comunidad formativa, el período de Aspirantado que dura de 3 a 6 meses. En este tiempo clarifica la llamada personal de seguir a Jesucristo, el conocimiento de su propia persona.

Luego pasa al Postulantado donde continua conociéndose, comienza a conocer y a integrarse en la pastoral obteniendo las aptitudes propias del estilo de vida que abrazara, siempre acompañada de la formadora, la comunidad y el propio grupo. por un periodo de un año.

Después de este período intenso en el que ha dado solidez a su vocación humano-cristiana pasa a una etapa de formación intensa y específica llamada NOVICIADO que dura dos años.

Es una etapa fundamental donde aprende a centrar su vida en Dios, a conocer y profundizar en su relación con Jesucristo, asimila el carisma y la espiritualidad de del instituto y se prepara para consagrarse a Dios.

Cuando está decidida, libre y gozosa hace su profesión y se compromete, mediante los votos de obediencia, pobreza y castidad, por un período temporal de un año que irá renovando año tras año.